¿Sabías que en tan solo un día un hombre produce en promedio 60.000 pensamientos? Todos estos pensamientos se alojan en nuestra alma e influyen en nuestro comportamiento. De hecho, cuando tenemos pensamientos de miedo, rechazo, amargura o incluso suicidio, estamos destruyendo nuestro hombre interior. Por eso debemos cuidar nuestra alma, tanto como cuidamos nuestro cuerpo. La Palabra de Dios nos muestra que el deseo del Padre para nosotros es el siguiente: “Querido hermano, ruego a Dios que te encuentre perfectamente bien y que goces de buena salud en tu cuerpo, como la tienes en tu alma.” (3 Juan 1:2).
¿Sabes cómo está tu alma? Conocer el estado de nuestra alma significa comprender la actividad que hay en nuestro interior, de manera que podamos gestionar mejor nuestras emociones y decisiones. Debemos tener en cuenta que Jesús no solo vino a sanar los cuerpos, sino también los corazones heridos. Hozana conoce la importancia de tener un alma saludable, por eso te presentamos los siguientes 10 versículos bíblicos que se refieren a la cuestión del alma:
“Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser –espíritu, alma y cuerpo– hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Tesalonicenses 5:23)
“Entonces les dijo: «Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí, velando conmigo».” (Mateo 26:38)
“Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. (Mateo 22:37-38)
“Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma suspira por ti, mi Dios. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿Cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?” (Salmo 41:2-3)
“Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.” (Mateo 11:29)
“Sepan que el que hace volver a un pecador de su mal camino salvará su vida de la muerte y obtendrá el perdón de numerosos pecados.” (Santiago 5, 20)
“No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que puede arrojar el alma y el cuerpo a la Gehena.” (Mateo 10:28)
“¿Por qué te deprimes, alma mía? ¿Por qué te inquietas? Espera en Dios, y yo volveré a darle gracias, a él, que es mi salvador y mi Dios.” (Salmo 42:12)
“Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento.” (Mateo 22:37-38)
“Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios.” (Salmos 102:1-2)
Del mismo modo que cuidamos nuestro cuerpo y nuestra mente, debemos cuidar nuestra alma mientras estemos en vida, para que descanse con el Padre eterno al momento de nuestra muerte. ¡Cuida tu alma y ora por ella! Recemos por la plenitud de nuestras almas en la tierra y el descanso de aquellas que están el cielo con Hozana: