A veces nuestra mente puede ser invadida por pensamientos negativos que nos llevan a estar deprimidos, a tener ganas de rendirse, de tirar la toalla, o de creer que no lo lograremos… Tengamos en cuenta que, podemos sentirnos desanimados cuando atravesamos las tormentas de la vida y nos dejamos abrumar por la oscuridad de la prueba. No obstante, recordemos que también tenemos la capacidad de reaccionar cuanto este sentimiento de agotamiento mental nos invada. Quizá tengas cuestionamientos y dudas: ¿cómo salir de la depresión?, ¿dónde encontrar la fuerza para empezar de nuevo?… ¡No temas!, la Palabra de Dios nos ilumina en medio de la oscuridad y nos recuerda que: “los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan.” (Isaías 40:31). Si observamos bien, este versículo nos enseña que el secreto para salir del desánimo y poder volver a sonreírle a la vida radica en la confianza en Dios. De hecho, las palabras de la Biblia son como píldoras de vitamina que tienen la capacidad de levantar nuestro ánimo, para que podamos seguir dando lo mejor de nosotros mismos cada día. Por eso, te proponemos a continuación 10 pasajes y versículos de la Biblia que nos ayudarán a combatir la depresión y el desánimo.
“porque el justo, aunque caiga siete veces, se levantará, mientras que los malvados se hunden en la desgracia.” (Proverbios 24:16)
“Mientras uno está unido a todos los vivientes, siempre hay esperanza, porque «más vale perro vivo que león muerto».” (Eclesiastés 9, 4)
“Porque yo conozco muy bien los planes que tengo proyectados sobre ustedes –oráculo del Señor–: son planes de prosperidad y no de desgracia, para asegurarles un porvenir y una esperanza.” (Jeremías 29:11)
“Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. El justo padece muchos males, pero el Señor lo libra de ellos.” (Salmo 33:18-20)
“Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.” (Juan 3: 16-17)
“Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno.” (Hebreos 4:15-16)
“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.” (Mateo 11:28-30)
“El Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna en Cristo, después que hayan padecido un poco, los restablecerá y confirmará, los hará fuertes e inconmovibles.” (1 Pedro 5:10)
“No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.” (Juan 15:16)
“Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se les ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Piensen en aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no se dejarán abatir por el desaliento.” (Hebreos 12:2-3)
En la carta a los Gálatas, el apóstol Pablo nos dice: “el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, bondad (...)” Esto nos muestra que Dios quiere que seamos felices, pero no con una felicidad superficial, sino con una alegría profunda que resista y supere las pruebas que se nos presenten. Tengamos en cuenta que esta alegría no proviene de nosotros, sino de Dios, y podemos pedirla a través de la oración, la cual nos permite abrir nuestro corazón a la alegría del Señor, que es verdadera y duradera.
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¡Levántate y ora con nosotros hoy mismo!