Al rezar las oraciones de protección, podemos pedir al Señor que proteja y bendiga nuestro hogar. Entregarle a Dios la protección de nuestra casa, no se trata solamente de pedirle la protección de los bienes materiales que hay en ella, sino también la protección de nuestro hogar, de nuestra familia, es decir, de todas las personas que viven o se alojan allí.
En el Evangelio de Lucas, Jesús se dirige a Zaqueo, un despreciado recaudador de impuestos, en Jericó: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa. (...) Hoy ha llegado la salvación a esta casa.” (Lucas 19:5-9). Cuando Jesús entra en la casa de Zaqueo, entra en su corazón, lo limpia y lo salva. Al permitir que Dios entre en nuestra casa, también estamos aceptando que su paz entre en nuestro hogar y en nuestra familia.
También podemos pedir a un sacerdote que bendiga nuestra casa. El momento propicio para hacerlo es, ya sea al mudarnos, o, siguiendo la tradición, durante el tiempo pascual, es decir, entre la pascua y el pentecostés.
“Arcángel San Miguel a la derecha,
San Gabriel a la izquierda,
San Rafael por detrás,
para que con sus alas cubran mi hogar de todo mal,
arcángel Uriel al frente, para que la puerta siempre esté abierta al bien y cerrada al mal,
y sobre mi hogar, la protección y gloria del Universo Celestial.
Amen.”
“Amado Dios, en esta oración te abro las puertas de mi hogar para que habites en él, lo libres de todo mal y lo colmes de bendiciones. Señor, hoy te entrego en tus manos esta casa que Tú algún día me concediste.
Te pido que entres en ella y te lleves todo mal, angustia o tristeza. Que la oscuridad sea reemplazada por el cálido destello de tu intensa luz y que en adelante solo reinen la comprensión, la salud y la prosperidad.
Padre celestial, hoy te abro las puertas de mi hogar, para que lo habites y bendigas con tu infinita misericordia y bondad. Haz de esta, mi humilde morada, tu lugar protegido, porque con tu protección de nada habré de temer.
También te pido Señor, por aquellos quienes aquí moramos. Guíanos por caminos buenos y de ventura. Cada vez que salgamos de nuestro hogar, por favor protégenos de los asedios y amenazas del mundo exterior y permítenos regresar a casa con la satisfacción del deber cumplido.
Llénanos de amor y sabiduría que nos permitan seguir adelante y salir victoriosos de los retos del día a día, y al terminar la jornada, danos la dicha de reunirnos nuevamente en nuestra casa para dar testimonio de tu entrañable bondad. Aleja las discusiones y los malentendidos y ayúdanos a ser una familia feliz donde solo exista amor.
Con mi corazón lleno de gratitud porque sé que has escuchado los clamores de este, tu humilde siervo, te doy las gracias Padre celestial, creador del cielo y de la tierra. Confío en que tu manto de bendición y amor infinito pasará sobre mi hogar y mi familia, alejando todo malo.
Amado Dios, mi alma se deleita de saber que eres su Padre y que reinas y moras en mi hogar. Porque eres bueno e infinitamente misericordioso y porque quien se acerca a Ti con humildad y fe siempre encuentra respuesta a sus súplicas, te doy gracias Señor, Amén.”
¡Deja entrar a Dios en tu casa, y con Él, su alegría y su paz!, para ello, puedes:
Con Hozana, pídele al Señor sus bendiciones para nuestras familias, especialmente en este contexto actual tan difícil para todos los países del mundo.