Somos el fruto de una historia familiar, que, a veces, nos cuesta mucho cargar. Si queremos avanzar con confianza y alegría en nuestro caminar con Cristo, hacia el Reino de Dios, necesitaremos curar ciertas heridas, y romper todas las ataduras del pasado que nos impiden seguir adelante. Antes de rezar nuestras oraciones de protección, podemos pedir al Señor que nos libere, permitiéndonos perdonar y acoger plenamente el presente.
“Padre celestial, te doy gracias, honor, gloria y alabanza por mi familia. Te pido, en nombre de tu hijo Jesús, que nos bendigas y protejas a cada uno de nosotros y que nos ayudes a estar atentos a tu plan para nuestras vidas. También te pido que conserves nuestra salud, y nos sanes individual y colectivamente como una unidad familiar: espiritual, emocional y físicamente para tu mayor gloria. Elimina todos los obstáculos (cualquier falta de perdón, promesas en nuestro interior que son negativas, espíritus impíos opresivos) que impidan un ambiente armonioso y un comportamiento cooperativo dentro de nuestra familia.
¡Yo creo en Ti, Señor! ¡Ayuda a mi incredulidad! ¡Que se haga tu voluntad! De todos los hábitos de pecado que nos impiden una relación cercana contigo, sana a mi familia, oh Jesús, de cualquier cosa que nos impida una vida impulsada por el Espíritu. Sana a mi familia, oh Jesús, de cualquier cosa que nos impida la aceptación del amor incondicional que Dios Padre nos tiene por ser sus hijos e hijas adoptados. Sana a mi familia, oh Jesús, de cualquier cosa que nos impida la paz, la alegría, la bondad y la unidad que solo Tú puedes proporcionar. Sana a mi familia, oh Jesús, de cualquier cosa que nos impida tener la fe de la semilla de mostaza que puede mover montañas. Sana a mi familia, oh Jesús, de todas las formas de egoísmo y orgullo. Sana a mi familia, oh Jesús, de todos los defectos espirituales heredados. Sana a mi familia, oh Jesús, de la apatía espiritual,de todas las formas de adicción, de los efectos de los recuerdos dolorosos. Sana a mi familia, oh Jesús, de la esclavitud causada por promesas negativas en nuestro interior, de todos los efectos de las relaciones rotas debido a la falta de perdón, el adulterio, el divorcio y/o las diversas formas de abuso, de todos los apegos malsanos, de todas las emociones, actitudes y comportamientos impíos, (por ejemplo, mezquindad, manipulación, argumentación, celos, etc.). Sana a mi familia, oh Jesús, de todos los defectos emocionales y psicológicos heredados, de todas las enfermedades emocionales y psicológicas, de todos los defectos físicos heredados, de todas las aflicciones y enfermedades físicas, sana a mi familia, oh Jesús.
Señor, aumenta la virtud de la fe en mi familia. Señor, aumenta la virtud de la esperanza en mi familia. Señor, aumenta la virtud de la caridad en mi familia. Amén.”
Recuerda que el Señor viene y nos ayuda cuando libramos guerras espirituales, o hacemos frente a nuestros dolores psicológicos y morales.
El Señor viene en nuestra ayudan en las luchas espirituales que libramos y frente a nuestros dolores psíquicos y morales. Existen muchas oraciones para ayudarnos a enfrentar la oscuridad y caminar hacia la Luz de Dios. A continuación, algunos ejemplos:
Recuerda que tu salud espiritual es importante, por eso Hozana te acompaña durante este proceso de sanación de muchas formas, las cuales puedes descubrir uniéndote a este retiro de sanidad interior, para que medites sobre como vivir el dolor y las dificultades en tu vida, o a este retiro de sanación interior con San Juan de la Cruz y otros místicos, para que dejes que tus heridas sanen a través del amor de Dios.
Por ejemplo, si quieres que tu corazón sea tratado por Dios, puedes rezar esta novena al Sagrado Corazón de Jesús, y dejar que Él sane tus heridas. Entrégate sin temor a esta fuente de amor que cura y libera de todo mal. Si lo deseas, también puedes consagrarte durante 7 días al Señor, a través de la comunidad “siete días con San Francisco de Asís”, para que alcances tu sanidad y tu bienestar interior.