Somos el fruto de una historia, de experiencias, de relaciones que, a veces, pueden construirnos, o debilitarnos, incluso, en ocasiones pueden hacernos prisioneros de emociones, patrones y dependencias, las cuales nos hacen sufrir. Las oraciones de sanación nos permiten poner todos nuestros dolores en las manos de Cristo, quien sufrió en carne propia para liberarnos. Cuando los dolores son más emocionales o psicológicos, podemos rezar oraciones de liberación. Dios quiere que seamos completamente libres, y esto es lo que nos promete cuando nos convertimos en sus hijos, a través del bautismo. ¡Acojamos su Espíritu y dejemos que nos libere de todo lo que nos aleja de su amor!
“Oro, renuncio y revoco todos y cada una de las ataduras a las que me he sometido (intencionalmente o no), con conocimiento o ignorancia.
Retiro las palabras que dije a mí mismo y a estas personas: (nómbrelas).
También rompo los lazos del alma resultantes, y tomo autoridad sobre los espíritus malignos enviados para reforzar cualquier acto que me atormenta. Ordeno romper las cadenas que me atan al pasado.
¡Soy libre! ¡En el nombre de Jesús! ¡Gracias Señor!
¡Gracias por salvarme y liberarme!, Amén.”
“Ven, Espíritu Santo,
penetra en las profundidades de mi alma
con tu fuerza, tu amor y tu poder.
Arranca las raíces más profundas y ocultas
del dolor y del pecado
que están enterradas en mí.
Lávalas en la Sangre Preciosa de Jesús
y aleja para siempre
toda la ansiedad que
traigo dentro de mí,
toda amargura, angustia,
sufrimiento interior,
toda infelicidad, tristeza,
ira y desesperación,
todo deseo de envidia,
odio y venganza,
todo sentimiento de culpa,
toda opresión del maligno en mi alma,
en mi cuerpo, en todo mi ser,
y toda insidia que él pone en mi mente.
¡Oh bendito Espíritu Santo!
elimina toda tiniebla instalada dentro de mí,
todo lo que me consume e impide ser feliz,
todo lo que es obstáculo
para mi progreso.
Perdona y limpia en mí persona
todas las consecuencias de mis faltas y pecados,
y de los pecados de mis antepasados
que se manifiestan en mis actitudes,
decisiones, temperamento, palabras,
dependencias y vicios.
¡Ven, Santo Espíritu!
¡Ven en nombre de Jesús!
lávame en la preciosa Sangre de Jesús,
purifica todo mi ser,
quiebra toda la dureza de mi corazón,
destruye todas las barreras
de resentimiento,
dolor, rencor, egoísmo,
maldad, orgullo y soberbia,
rompe toda falta de tolerancia,
prejuicios e incredulidad que hay en mí.
Y, por el poder de Jesucristo resucitado,
¡libérame, Señor!
¡sáname, Señor!
¡Ten piedad de mí, Señor!
¡Ven, Espíritu Santo!
Hazme resucitar ahora a una nueva vida,
plena de tu amor, alegría, paz y plenitud.
Sé que estás haciendo esto en mí ahora
y asumo por la fe mi liberación,
cura y salvación en Jesucristo,
mi Salvador.
Amén.”
Para liberarse y curarse de lo que te impide seguir adelante, puedes pedir la intercesión de Santa Rita, patrona de los casos difíciles y de las causas desesperadas. Únete a esta novena de oración y entrega tus penas a esta santa maravillosa, la cual ha pasado por muchas pruebas: ella puede obtener grandes gracias de Cristo.
Siente el infinito amor de Dios, que conforta, sana y libera, uniéndote a esta comunidad y recibiendo cada lunes una palabra de amor de nuestro Padre celestial.
Sé parte de esta novena con San Juan de la Cruz, y camina durante nueve días por un camino de curación interior!