Esta coronilla también se conoce como el Rosario (especial) de la Divina Misericordia y fue dictado por Jesús a Santa Faustina el 13 y 14 de septiembre de 1935. En su pequeño diario, Santa Faustina nos transmitió esta oración y las gracias que el Señor ha prometido a quienes rezan esta coronilla, con confianza y con un espíritu de caridad verdadera.
"A las almas que recen esta coronilla, Mi Misericordia las envolverá en vida y especialmente en la hora de la muerte." (Diario, 754)
Durante estos momentos difíciles que estamos viviendo con la epidemia de coronavirus, podemos rezar en línea a la Divina Misericordia todos los días, a través de esta comunidad de oración.
Esta oración se reza con un rosario tradicional.
Después de haber hecho la señal de la cruz, comenzamos la oración con:
Luego, en cada una de las decenas, retomamos las palabras que Cristo nos enseñó, como sigue:
En las cuentas o perlas grandes (con las cuales se reza un Padre Nuestro en el rosario tradicional): "Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.”
En cada cuenta o perla pequeña (con las cuales se reza un Ave María en el rosario tradicional) decimos: “Por tu dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”
Al finalizar cada misterio o decena decimos: “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.”
Al final del Rosario, terminamos diciendo tres veces: "Dios santo, Dios fuerte, Dios eterno, ten piedad de nosotros y del mundo entero."
Esta coronilla o Rosario especial se puede rezar solo, o como parte de una novena, es decir, de una oración que se hace durante nueve días. La Novena de la Divina Misericordia comienza el viernes santo y termina el día de la fiesta de la Divina Misericordia (el primer domingo después de Pascua). Durante cada día de la novena se reza el rosario por grupos de almas específicas (almas sacerdotales, almas que aún no conocen a Jesús, almas piadosas, almas del purgatorio, etc.) De este modo, al final de la novena habremos rezado por la humanidad entera.
Las 3:00 p.m., la hora de la muerte de Jesús en la cruz, es conocida como la hora de la misericordia.
“En esa hora – prometió Jesús – puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia” (Diario, 1572).
El Rosario, por supuesto, puede ser recitado en cualquier momento, sin embargo, el Señor se conmueve especialmente con nuestra oración en esta hora santa. Por ello, podemos dirigirle a esa hora, una pequeña oración, aunque sea corta.
"¡Jesús, confío en ti!"(Santa Faustina)
Jesús vino a salvarnos y nuestro Redentor volvió a decírselo a Santa Faustina. Al rezar este rosario, Jesús nos promete la salvación de nuestra alma y la de la persona por quien rezamos. De hecho, esta es una oración muy hermosa que se puede rezar con alguien que está cercano a la muerte.
"Yo prometo que, el alma que venere esta imagen, no perecerá. También prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé con mi propia Gloria." (Diario, 811)
Aunque recemos este Rosario especial entregando específicamente nuestra alma o la de un ser querido a la misericordia de Dios, a través de su hijo Jesucristo, es importante que también lo hagamos como Jesús nos enseñó, es decir, sin olvidarnos de incluir también en nuestra oración "al mundo entero": nuestra salvación también es la de nuestros hermanos.
Existen otras oraciones asociadas al Rosario, por ejemplo:
Reza por la salvación de las almas y confía a tus seres queridos y al mundo a Divina Misericordia con estas comunidades de la Hozana:
Novena a la Divina Misericordia, para que durante nueve días te confíes y confíes a los tuyos a la Misericordia Divina del Señor.
Una comunidad a la Divina Misericordia, en la que recibirás audios con textos para que aprendamos a “misericordear" y a confiar en Jesús.