Cada año, el 28 de diciembre, la Iglesia celebra la fiesta de los Santos Inocentes, para conmemorar la masacre de los santos inocentes por Herodes. Esta celebración puede ser una ocasión para rezar una novena y encomendar al Señor a todos los niños inocentes víctimas de la violencia y la codicia humana, y a todos los niños que sufren a nuestro alrededor y en el mundo.
Esta novena tiene una duración de nueve días consecutivos. Se inicia el 20 de diciembre y se termina en la fiesta de los Santos Inocentes.
“Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
“Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: "Desde Egipto llamé a mi hijo".
Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado.
Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: “En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen”. (Mateo 2:13-18)
Oración personal según la intención del día
“Cantemos el himno de los Mártires;
Celebremos a los Inocentes, a quienes la tierra, con tristeza, vio perecer, a quienes el Cielo recibió con alegría.
Sus Ángeles contemplan para siempre el Rostro del Padre celestial;
ellos celebran el Milagro de su Gracia, cantando el himno de los Mártires.
Un rey impío los arrebató;
su Creador los acogió en su Bondad;
Los ha colocado con Él en la bienaventuranza, en la luz del Reino eterno.
El que da a cada uno de sus elegidos su morada en la casa de su Padre, les ha asignado un lugar sublime: un rey impío los arrebató.
Niños de dos años y menores, la furia de Herodes los masacró;
la sangre pura inundó toda la tierra de Belén.
La muerte inocente de estos fieles resplandeció en torno a Cristo; los ángeles se los llevaron al cielo, niños de dos años y menores.
Una voz retumbó en Ramá, de lamentos, de luto inmenso: Raquel, bañada en sus lágrimas, lloraba por sus hijos.
Ellos gozan del triunfo eterno, ellos que han vencido los tormentos, y sobre sus quejidos de dolor resuena una voz en Ramá.
No temas, pequeño rebaño, de los dientes traicioneros del león: el buen Pastor te dará pastos celestiales.
Seguirás al inocente Cordero de Dios con pasos humildes;
de las manos impías del ladrón, no temáis, pequeño rebaño.
El Padre secará todas las lágrimas de sus rostros;
la muerte ya no les hará más daño; han entrado en los muros de la Ciudad de la Vida.
Los que siembran con lágrimas recogerán con inmensa alegría;
el Creador los consolará, y en las mejillas de los que lloran secará todas las lágrimas.
¡Oh Ciudad dichosa! ¡En cuyo seno ha nacido el Redentor; en cuyo seno se ofrecen al divino Niño las primicias de los Mártires!
Ya no te llamarán pequeña entre las mil ciudades de Judá, pues en ti ha nacido el Redentor, ¡oh Ciudad dichosa!
Con vestiduras resplandecientes de gloria, se sientan ahora, en torno al trono, los Inocentes que han lavado sus túnicas en la Sangre rojiza del Cordero.
Ellos gimieron y lloraron por el Reino de la Patria eterna;
Ahora, llenos de gozo, alaban a Dios con vestiduras resplandecientes de gloria”.
Hozana te invita a descubrir estas comunidades de oración en torno al sufrimiento para que pongas en manos del Padre celestial todas tus peticiones. Por ejemplo:
Equipo de redacción de Hozana