El Viernes Santo se celebra durante la Semana Santa, y conmemora la Pasión y la muerte de Cristo en la cruz. De hecho, al ser uno de los tres días del Triduo Pascual, la celebración del Viernes Santo se lleva a cabo el viernes anterior a la Pascua. Además, para los cristianos, el Viernes Santo representa un día de recogimiento y penitencia, marcado por el ayuno y la oración.
Te invitamos a descubrir el significado del Viernes Santo para los cristianos, el desarrollo del oficio de la Pasión y, por último, las devociones y oraciones que enmarcan este día santo, en el que Cristo dio su vida por nosotros.
Para los cristianos, el Viernes Santo es un día de meditación, oración y penitencia. De hecho, precisamente ese día, la Iglesia conmemora la Pasión y la Crucifixión de Jesucristo, un acontecimiento que constituye la base de nuestra fe cristiana, ya que Cristo nos asegura nuestra redención mediante la ofrenda voluntaria de su vida en la cruz del calvario.
Los Evangelios nos muestran el itinerario completo del Viernes Santo como sigue: poco después de la última cena de Cristo con sus discípulos, es decir, en la tarde del Jueves Santo, Jesús se dirigió al Huerto de los Olivos para velar y orar. Allí fue traicionado por su discípulo Judas y arrestado posteriormente. Luego fue llevado ante los sumos sacerdotes y ante el gobernador romano Poncio Pilato, para ser acusado de usurpar el título de Mesías e Hijo de Dios. Acto seguido fue condenado a la crucifixión, que en la época era un castigo reservado a los criminales más peligrosos.
En ese orden de ideas, Jesús fue azotado, insultado y humillado, y como si fuera poco, los guardias le pusieron una corona de espinas y lo llamaron "el Rey de los Judíos". Luego, lo obligaron a cargar su pesada cruz a lo largo de un doloroso camino conocido como "vía crucis” cuya etapa final era la montaña de Gólgota, que significa "Calvario".
Finalmente, Jesús fue crucificado, junto a dos ladrones: uno de ellos lo reconoció como el Salvador y el otro simplemente no hizo caso a su palabra. Tras unas horas de gran sufrimiento, dio su último suspiro a las tres de la tarde, acompañado de un grito estremecedor. De inmediato, el cielo se tornó negro y la cortina del templo se dividió en dos. Posteriormente, bajaron el cuerpo de Jesús de la cruz y lo colocaron en el sepulcro.
Para los cristianos, el Viernes Santo es, junto con el Miércoles de Ceniza, uno de los dos días del año en los cuales la Iglesia católica recomienda practicar el ayuno y la abstinencia, con el propósito de recordar la Pasión de Cristo y los sufrimientos que el Señor padeció por nosotros.
Por lo tanto, el Viernes Santo, entre las 12 del mediodía y las tres de la tarde, se celebra un oficio especial conocido como “Celebración de la Pasión del Señor”, el cual se centra en el relato de la Pasión de Jesús. Cada año se lee el evangelio relativo a la Pasión según San Juan, el cual narra todo el relato de la Pasión, desde una perspectiva diferente a la de los otros tres evangelistas.
Por otro lado, aunque este oficio no es una misa como tal, la liturgia sigue la estructura tradicional de la misma, es decir, se leen tres lecturas tradicionales y los fieles pueden seguir comulgando con las hostias consagradas del Jueves Santo. Además, durante el oficio, los fieles también pueden acercarse a venerar la cruz tocándola o besándola.
Cabe anotar que, durante el oficio del Viernes Santo, la Iglesia proclama solemnemente una larga oración universal, para pedir por la Iglesia, por el Papa, por el clero y el pueblo de los fieles, por los catecúmenos, por la unidad de los cristianos, por el pueblo judío, por los demás creyentes, por los no creyentes, por las autoridades públicas y, finalmente, por todos los que están pasando una prueba. Ese día también se hace una colecta para los cristianos de Oriente.
El Viernes Santo también se lleva a cabo un Vía Crucis, para invitar a los fieles a revivir el recorrido de Cristo a Gólgota.
El Viernes Santo, día de la muerte de Cristo, suele ser un momento dramático para los cristianos. Sin embargo, el Catecismo de la Iglesia Católica nos ayuda a comprender la muerte de Cristo de una mejor manera: “El Misterio Pascual de la cruz y de la resurrección de Cristo está en el centro de la Buena Nueva que los Apóstoles, y la Iglesia a continuación de ellos, deben anunciar al mundo. El designio salvador de Dios se ha cumplido de "una vez por todas" (Hb 9:26) por la muerte redentora de su Hijo Jesucristo [...] La muerte violenta de Jesús no fue fruto del azar en una desgraciada constelación de circunstancias” (CIC 571, 599). Al respecto, el propio Jesús se refirió diciendo: “Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre»” (Juan 10:18).
De hecho, la muerte de Cristo es el acto supremo de amor, “La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres por medio del "Cordero que quita el pecado del mundo y el sacrificio de la Nueva Alianza que devuelve al hombre a la comunión con Dios” (CIC 613).
Además, la Pasión y la muerte de Cristo sólo tienen sentido si se vinculan a su Resurrección: “el mismo acto de fe que acepta y comprende por qué Cristo murió y fue enterrado, también acepta y comprende por qué resucitó al tercer día”.
-(Guía de lectura del CEC, traducido del francés por Hozana).
“Señor, dueño del tiempo y de la historia, como Tú yo quiero ser fuego que purifica, luz que ilumina en medio de las tinieblas, palabra que consuela en medio del sufrimiento.
Tú eres un Dios glorioso, lleno de vida y de esperanzas. Viniste al mundo para donarte y realizar un sacrificio perfecto de amor universal y romper así todas nuestras ataduras.
Rey mío, Dios mío, Tú nos has salvado con tu sangre y preferiste la muerte en la cruz antes que renunciar al amor.
Bendito y alabado seas por tu poder derramado sobre toda la humanidad. Cargaste una pesada cruz en donde fueron depositados insultos y humillaciones, una cruz transformada en victoria que me dio vida en abundancia, haciéndome capaz de enfrentar todos mis miedos y dolores.
Tu cruz es el triunfo del amor sobre el mal, del gozo sobre el dolor, de la verdad sobre la injusticia, de la luz sobre la oscuridad.
Te doy gracias por esta acción poderosa y salvadora en mi vida. Con tu gracia y tu bendición, sé que también puedo llevar con alegría el peso de mi cruz, porque siento que tu amor me sostiene, me fortalece y me conduce por caminos de esperanzas.
Confío en este gran misterio de amor y por eso no dejo de creer en Ti y en todo lo bueno que me ofreces para lograr mis sueños.
En tu cruz consigo las fuerzas para renovar mi corazón y vivir con actitud optimista creyendo que todo lo puedo en tu amor. Amén”
El Viernes Santo, estamos llamados a permanecer al pie de la Cruz con Cristo, como lo hizo su santa Madre, la Virgen María, María Magdalena y San Juan. Por eso, durante estas fechas te invitamos a meditar en este gran misterio de la muerte de Cristo, y a valorar la mayor prueba de amor que Dios nos ha dado. Además, en ese día santo, estamos llamados a entrar en la alegría de la resurrección, la verdad suprema de nuestra fe.
Te invitamos a descubrir algunas hermosas propuestas espirituales en torno a la semana santa, para que puedas vivir este tiempo litúrgico plenamente: