Unos días antes de la Pascua, es decir, el Viernes Santo, los cristianos estamos invitados a revivir el recorrido que hizo Cristo hasta Gólgota, el cual tradicionalmente se conoce como Vía Crucis. En general, el Vía Crucis o Camino de la Cruz se lleva a cabo a las tres de la tarde, y se divide en 14 estaciones que conmemoran las últimas horas de la vida de Cristo, quien se ofreció a sí mismo por la redención de nuestros pecados.
Para los cristianos, el Vía Crucis o Camino de la Cruz, se refiere al recorrido que hizo Jesús hasta llegar al lugar de su crucifixión. Recordemos que, antes de su muerte, Jesús tuvo que cargar la pesada cruz en su espalda hasta la cima del monte Gólgota, viviendo así un camino de agonía y sufrimiento.
El Viernes Santo, la Iglesia católica suele hacer un Vía Crucis, en forma de ceremonia, para conmemorar este doloroso recorrido de Jesús. De ese modo, ese día los fieles recuerdan y honran la Pasión de Cristo. Por otro lado, los viernes de Cuaresma, o durante el resto del año litúrgico también se pueden organizar Vía Crucis o Camino de la cruz.
Cabe anotar que el término "Vía Crucis" también puede referirse al conjunto de símbolos materiales que marcan las estaciones, por ejempo, los crucifijos o imágenes que se ponen en las iglesias, las cruces del Calvario que se encuentran a lo largo de las rutas que se reccoren, y, curiosamente el término "Vía Crucis" también se utiliza para describir una prueba difícil en la vida.
El Vía Crucis o Camino de la Cruz se suele llevar a cabo durante un paseo o una procesión, en una iglesia o en un lugar que se parezca a la subida al Calvario. Puede realizarse en grupo, a manera de peregrinaciones, dentro de comunidades religiosas, o de forma individual. Cabe destacar que, el recorrido de Cristo se desarrolla en catorce momentos particulares, llamados "estaciones", que se relatan en los Evangelios o que provienen de la tradición cristiana. En cada estación, se realiza una meditación y se hacen oraciones frente a cuadros, crucifijos u otras formas que ilustran estos momentos que vivió Jesús antes de ser crucificado.
Para los fieles, hacer un Vía Crucis es un acto que permite conmemorar la Pasión de Cristo: la Iglesia nos invita a seguir a Jesús uniéndonos íntimamente a sus sufrimientos durante una "peregrinación" espiritual marcada por tres aspectos: la caminata, la oración y la meditación.
A decir verdad, durante esta conmemoración, los fieles están llamados a seguir las huellas de Cristo, y a dejarse llevar por el camino que Él propone, mientras se convierten verdaderamente en sus discípulos. Además, el hecho de meditar en cada prueba de su Vía Crucis, permite recordar los sufrimientos que Cristo soportó por nosotros, y contemplar así el gran misterio del amor de Dios, que entregó a su hijo Jesús para redimirnos de la muerte y del pecado. No olvidemos que, a través de la oración, cada persona puede ofrecer su propio sufrimiento, sus pruebas, sus decepciones, etc., para que Cristo venga a transformar nuestras vidas a través de su misterio pascual.
En este orden de ideas, se puede decir que hacer un Vía Crucis es reconocer el amor infinito de Dios por nosotros, aceptar seguir a Jesús y reconocerlo como nuestro Salvador. También es un acto de penitencia que permite reconocernos como pecadores e implorar el perdón y la misericordia de Dios. Por último, recordemos que este paso ya forma parte de la alegría de la Pascua, que marca la cumbre de toda la vida cristiana: ¡la Pasión y la muerte de Cristo sólo tienen sentido a través de su gloriosa Resurrección!
1ª Estación: Jesús sentenciado a muerte
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y El calla... Nosotros huímos de ser reprochados. Y saltamos inmediatamente...
Dame, Señor, imitarte, uniéndome a ti por el Silencio cuando alguien me haga sufrir. Yo lo merezco. ¡Ayúdame! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
2ª Estación: Jesús cargado con la cruz
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad.
Dame convertir en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos, mi cruz de cada día. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
3ª Estación: Jesús cae, por primera vez, bajo el paso de la cruz
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos. ¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
4ª Estación: Encuentro con la Virgen
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida.
Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia. ¡Ayúdame Madre! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”…
5ª Estación: el Cirineo ayuda al Señor a llevar la Cruz
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular.
¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo? Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayudar a todos. ¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
6ª Estación: la Verónica enjuga el rostro de Jesús
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el "qúe dirán", del respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti.
Y en tantas otras ocasiones. Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el "qué dirán". Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
7ª Estación: Segunda caída en el camino de la Cruz
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Caes, Señor, por segunda vez. El Vía Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más.
Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé a no temer el quedar mál ante los demás, por un error, por una equivocación?. ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en ofrenda? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
8ª Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoismo, de envidia.
Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres. Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
9ª Estación: Jesús cae por tercera vez
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor.
Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz. Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti para ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
10ª Estación: Jesús despojado de sus vestiduras
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos.
Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoismo. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
11ª Estación: Jesús es clavado en la Cruz
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
12ª Estación: Jesús muere en la Cruz
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias! Has muerto por salvarme, por salvarnos.
Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
13ª Estación: Jesús en brazos de su madre
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí.
¡Mírame con compasión , no me dejes, Madre mía! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
14ª Estación: Jesús puesto en el sepulcro
“Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Todo ha terminado. Pero no: después de la muerte, la Resurrección.
Enséñame a ver lo que pasa, lo transitorioy psajero, a la luz de lo que no pasa. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así sea. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria”...
El Viernes Santo es el día en el que Jesús da su vida como rescate por muchos. Miremos al que fue "levantado" por nosotros en la cruz, adorémoslo por nosotros y por toda la humanidad. Con Hozana, reza y medita el Viernes Santo gracias a las hermosas comunidades de oración propuestas: